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-01-
EL BALCON LADRÓ
(A mi perro Snnopy con mucho cariño)
Con los ojos fijos al crespúsculo
habitó un perro en una casa de madera
donde ofreció oración
y ruegos al sol.
Cuando las estrellas bailaban con la niebla
en el balcón los ojos de mi perro
ladraban nostalgias
porque extrañaba mis versos.
Yo, el que creí ser poeta
le recité versos en noches de niebla.
Aquel perro me ladró desde la distancia
mientras yo me refugié
en las tierras de los algarrobos.
Desde el balcón el perro movió sus orejas
contactó quimeras
ocasos y canciones.
Ahora el balcón de la casa
extraña los ladridos de mi perro
ahora el balcón ladra
los aullidos de la luna.
[Ganador del «I Certamen Internacional de Poesía a las Mascotas», 2019, Argentina]
-02-
COSAS EXTRAÑAS
En aquel lugar del mundo
la luna elevó el grito.
En otro lugar del planeta
las nubes ocultaron arboles
y el canto de los perros.
La luna cuando alcanzó la nostalgia
se convirtió en sangre
y la tierra sintió
la espesa sombra del universo
sobre sus ojos.
[Entre los 7 seleccionados por el jurado del «Premio internazionale di poesía», 2019, Sesta Edizione. Tema del concurso: «Dialoghi con l’ombra»]
-03-
Y SE VAN SIN HOJAS
¿Cómo saber lo que pasará
después de cruzar el puente?
¿Cómo emprender el camino
con los huesos pegados en el cuerpo?
No lo sé.
¿Y qué hay de los errantes?
No lo sé. Quizás vagan
Intentando sentir un nuevo sol,
algunos caminan con caras taciturnas,
otros con fuego en las manos.
Y están los vendados
por los golpes de un malhechor
que desde la ultratumba
mueve sus oscuros ojos como vampiro al acecho.
Entonces, temblorosos en el puente,
guardan sus manos en los bolsillos
y se van sin documentos,
mientras la falta de aire
los hacen voltear hacia atrás.
Pero, cuando ven desfilar a las serpientes
todos miran gotas de sangre en el asfalto,
y ven ciudades sin espejos.
[Finalista del «Concurso Internacional de Poesía El mundo lleva alas», 2019, que cada año convoca la Editorial «Voces de Hoy»]
-04-
EL INVENTOR
En la sala de una pequeña casa hecha a dos aguas, Rafael tenía un escritorio de madera en donde él se sentaba a las doce de la noche a escribir sus sueños. Cierto día, como los demás días, a la hora estipulada, encendió la máquina y esperó.
Dejó que sus dedos se desplazaran lentamente sobre las teclas del ordenador, luego, el aparato abrió una pantalla de color blanco que, en las manos del escritor, se convirtió en negro. Las letras volaron en su imaginación. Apretó palabra tras palabra y, las líneas hicieron su noche. Se concentró en las letras, hasta que un fuerte ruido, lo sacó de su ensoñación. Afuera de su modesto albergue, se escuchó el canto de una lechuza y el ladrido de un perro, los sonidos lo sacaron de la pantalla. Rafael alzó su mirada hacia la alacena, y en ese instante las puertas del mueble de la cocina fueron golpeadas. Entonces, se levantó, vio como de una gaveta salió un gato marrón mostrándole sus dientes.
[Mención de Honor del 67° Concurso Internacional de Poesía y Narrativa, «Alianza de Palabras», Argentina, 2019]