Borrascas de pesares y placeres
forjaron del pasado mi vivencia;
y todo me lo dieron las mujeres
con fuego de preciosa incandescencia.
Las copas del amor bebí repletas,
también de la traición me dieron hieles;
mas fueron sus magníficas siluetas,
del cielo, mis espléndidos dinteles.
¡Jamás de haber amado me arrepiento,
tampoco las maldigo por traiciones,
cruzaron por mi vida como el viento
dejando en mis recuerdos sus pasiones;
que vibran al compás del sentimiento
que lleva del delirio sus festones!
Autor: Aníbal Rodríguez.