hernansanchezbarros

SIN VERTE.

 

Ya de nada me sirve sustentarme

en el hábito simple de mirar la ventana.


Rehén de unos latidos tatuados

en el lado de adentro de la piel

como una ofrenda de sed entregada al vacío,

reclamo un significado ausente,

una fuga de regreso

que me permita reconocer la necesidad

de este corazón emboscado de miedos.

 

Lo que el tedio enlazará después, aparte de aire,

quizás pueda perforar

el emblema petrificado que llevo asido al pasar de los días

sin verte.