Cada vez que escucho tu canción,
al encontrar tu color favorito.
O al pedir un café, se que pedirías té,
te recuerdo un poco menos.
Estoy aprendiendo a olvidarte
al recordar la euforia que provocaba tu aroma.
En la sensación de paz en tus abrazos,
cada que veo tu foto te olvido un poco más.
Te olvido en cada detalle que dejaste tatuado,
en mi mente y mi espacio.
Te olvido en la melancolía que provoca mencionar tu nombre
ya casi te olvido cada que te recuerdo.
Te olvidaré recordando el color azabache de tu pelo
o la penumbra que dejaste al marcharte.
Te recordaré menos cuando visite esos lugares
en los que reímos y fuimos felices.
Te he de olvidar cada vez que te recuerde.