Tendré qué decirle a la vida aún algo más,
arrancaré tristezas de un mástil endurecido,
o, de los valses del agua, acrobacias indiferentes?
Estorbaré cuál sargento indolente en su garita,
ratificaré mi esencia en parlamentos útiles o ineptos;
formaré palabras de espuma o sangre; arribaré
a puertos desconocidos en la vertiente implorada
de una cintura o de un torso desnudo?
O de esas criaturas arremolinadas en la noche,
obtendré la lluvia inmensa de paisajes celestes
de cereales y ofrendas míticas?
Acaso me doblegarán la cintura, esa misma
que abrazo solitario, las plegarias de las viejas,
los cantos de los consejeros del rey? Las ruinas
del amo fúnebre, serán mis ruinas maternales?
No entiendo, serán cenizas mis manos en sus cuarteles
de febrero? Asentiré despistado a los tratamientos
reverenciales de una caterva de aduladores y misioneros?
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