Una hoguera ardiente
No era suficiente con pervertirla, sino saciarla por lo que quería ver, y sentir, sembrando mares su entrepierna, mientras el mástil de el izaba y bajaba sus velas navegando por los mares de su mente en una hoguera ardiente.
No era suficiente poseerla, sino sentirse posesiva para ser poseída por todos sus demonios danzando en sus hogueras, quemándose, sucumbiendo al infierno de su lava ardiendo en el, haciendo estragos lo devastador del momento.
No era suficiente arrasarlo, era devastarlo vivo en sus carnes, era hacer un holocausto en su piel y así dominarlo como el hacia con ella, exterminando sus ganas cada vez que se amaban follándose hasta el pensamiento.
No era suficiente ser contable para elevar su miembro a la máxima potencia, sino que ademas lo encerraba en el paréntesis de sus piernas y le sacaba el factor común que ambos deseaban.
Pero si era suficiente seducirla, en todos sus aspectos, erizándole el cuerpo, llevandola al cielo jugando con sus infiernos, amándola mucho mas allá de sus perversiones, llenando de orgasmos todas sus sonrisas.
Era suficiente imaginar sus gemidos como música compuesta especialmente para mis oídos.
Era mas que suficiente hacerla feliz por encima de todo, fuera y dentro de las sabanas, porque solo así yo me sentía inmensamente feliz.
Jordi Etresi