Espero que tu voz llegue hasta el fondo de mi Alma,
para sentirla raspar mis deseos arrinconados,
Y quiero con profunda ansiedad,
esperar la humedad de tus labios carnos,
para germinar el tallo de Amor que te prodigo;
Busco con ansía y prisa encadenadas,
la tibieza de tu piel que es hoguera sobre la mía,
y la luz de esa mirada enamorada,
que me abriga entre tus besos
y el abrazo de llamas sobre mi almohada;
Quisiera desprender de mis manos,
el tacto sobre tu pecho, tu vientre y también tu espalda,
y no volver a tocar más nunca nada,
para morir con el recuerdo de tu temblor
hecho marca muy dentro de mis venas y de mis palmas;
Desnudaré mi deseo descubierto,
como si fuera piel virgen y muy amada,
y lo llevaré hasta el centro de tu universo,
para sembrarlo en ti, cual semilla hecha lucero en madrugada;
Te voy pensando e imaginando tus senos sobre mi pecho,
y me invade el sutíl y hambriento anhelo,
de tomar tu cuerpo entre el mar y el cielo más lejano,
para amarte como brisa sobre la orilla,
o quizás como sol muy de mañana;
Tengo tanto tiempo sembrado en las líneas de mis manos,
y tanto surco que se ha moldeado en mis labios tan profanos,
Tengo tan poco tiempo para amarte y tanto más para el deseo,
que mis palabras son el sexo furtivo que te roba y se escapa,
y mi cuerpo es la palabra que declara cuanto te Ama;
el secreto no es desearte,
el secreto es amarte con deseo,
el secreto que ahora es confeso... es pronunciar tu nombre... en voz muy baja.