José Aristides da Silva Gamito
Bruscamente viene la tormenta,
El cielo se vuelve ceniza
El último rayo de sol se ausenta
Las calles se llenan de paraguas
Hay tantos colores entre los tonos
Oscuros y el plateado de la lluvia.
Mientras todo pierde su normalidad
Y las lámparas son encendidas,
Hay un rincón de felicidad
Entre los abrazos de una pareja.
Mientras todo alrededor cesa
Y los niños quieren jugar en los charcos,
El frío y el vino invitan a dos enamorados
A un momento sublime y sin prisa.
El amor tiene sus formas.
Ni la tormenta ni la oscuridad pueden
Impedir que su energía despierte.
Así es el encanto de un pequeño pueblo
En una tarde lluviosa.
Concepción de Ipanema, Brasil
20 de septiembre de 2019