Viví tantas angustias sin saber, hasta hoy, de ti,
sin saber que me esperabas a las puertas de este infierno,
que ibas a devolverme la esperanza
y guiarme a través del purgatorio,
ascendiendo en espiral los siete anillos
de expiación, persiguiendo tu vuelo de paloma.
Si hay manera de sacarme del abismo,
de cerrar el laberinto y de abrir todas las puertas,
seguramente la llave está escondida
en los augurios de tu estela de cometa celestial…
Hubo tantos amores sin respuestas,
hubo tantas pasiones sin cariño,
que fue difícil aceptarte mi destino,
por el temor a ser igual, a no cambiar,
por temor a no tener con que equilibrarte en la balanza,
ni la red, ni el salvavidas que me pudieran proteger.
Si existe un sortilegio contra mi derrota,
estoy seguro, sin duda alguna,
que está oculta, la respuesta a mis dilemas,
en la encrucijada chispeante de tus piernas…
He pasado tanto tiempo con el vértigo constante,
sin hallar el corcho para este dren, tan sin sentido,
todos estos años los viví resintiendo ese vacío,
sin saber que tan solo era tu ausencia,
y hoy que te he encontrado en mi camino,
reconozco tu perfil en su figura.
¿Si llegarán a mi vida esos tiempos,
cuando las nieblas se levanten y se disipe toda duda?,
será solamente, leyendo los poemas gravados
en las líneas del sagrado libro abierto de tus manos.
He vivido en tantos sitios incompletos,
sin saber dónde buscar lo que hacía falta,
sin saber dónde encontrar lo que me hacía falta,
sin hallar ni el mapa, ni el tesoro y hoy,
ante el prodigio desnudo de tu cuerpo,
el universo se me revela en una pieza.
Y sé que, si existe en este mundo algún país
donde pudiera ser feliz, seguramente,
voy a encontrarme sus fronteras delineadas,
en el mapamundi de tus senos.
Si en verdad hay algo así como la gloria,
quiera Dios, cualquiera de ellos,
el que más me haya querido,
bendecirme con la ruta que me lleve a tu sonrisa
y bañarme con la luz de tus miradas,
cuando me concedas la divina gracia
de dormir y despertar en tus laderas.
Si existe el Paraíso en esta Tierra,
sin temor a equivocarme sé, que voy a encontrarlo
en algún sitio hacia al sur de tu cintura.