BambĂș

DESERTOR

Saber que ha desertado por verla,
ver que ha cruzado la ciudad por encontrarla,
encontrar el brillo de sus gafas de sol como un dardo sorteando los b-boys de la plaza
para chocar en ella
y contener la sonrisa
y el brillo en los ojos
y el resplandor en la cara...

Correr los dos en busca de sus labios
entre el trajín de los grandes almacenes de un sábado...

todo para tenerse ahí,
a un centímetro
durante un enorme minuto...

y que en un instante inmenso todo desaparezca:
el guarda de seguridad,

las puertas,
los transeúntes,

las aceras...


Y que lo único que les importe sea
eso:
invadir ese centímetro,
apartar del aire esa barrera
y hallar
por fin
el cielo.