¡Ya por favor! Ya me cansaste,
Siempre rogando, y recibiendo, solo dolor,
¡Increíble!, pero hasta mi corazón hartaste,
Con tus míseras, Dadivas de Amor.
Pero, aún te sigo esperando,
Quizá al fin de cuentas,
Yo, aún sigo muy enamorado,
Pero tú, ¡Ya no mientas!
Me canse de tu indiferencia,
A esté, tú humilde servidor,
De tus caprichos y esa benevolencia,
Que pintó nuestra relación, de otro color.
Servidor, simplemente de tu corazón,
Dadivas de Amor, siempre al portador,
¿Cómo fue que caí en esta traición?
¿Por qué siento tanto terror?
¿De dónde salió tú frialdad?
¿Qué pasó con tus tiernas caricias?
¿En dónde quedó la sinceridad?
¿Tan solo ahora, me desprecias?
Lograste bajar la temperatura,
Helada quedó nuestra relación,
Te amaré, hasta mi sepultura,
Pero frío, se quedará tú absurdo corazón.
El termómetro marcó bajo cero,
¿A dónde fue, tanta pasión?
Ahora la hipocresía, aborda el crucero,
De tu déspota y cruel ambición.
Dolido estoy, por tus impertinentes dadivas,
En verdad dime, ¿Qué es lo que soy?
Seguiras así, ¿Mientras vivas?
¡Dime que he hecho mal hasta hoy!
¿Acaso nuestro amor, fue solo ficción?
¿Qué paso con tu sonrisa al terminar?
Con mi poema, podré conmover a una nación,
Pero tú, jamás me volverás a ver llorar.
No se qué pasará en el tiempo,
Quizá es verdad, me faltará tu calor,
Pero mi soledad se la llevara el viento,
Pues ya no necesitaré, tus dadivas…
… Dadivas de Amor.