Tienes esa manía tan extraña de hablar sola,
incomprendida y hermitaña, nadie te toca,
tu corazón pulverizado se ha vuelto roca,
por esa razón fuiste pasando de boca en boca.
Aun así me parece cordial aquel acuerdo,
bríndame la vida, y pinta de flores mis recuerdos,
dime que me extrañas, aunque no sea tan cierto
Y arrancame de las entrañas el corazón desierto
Te gusta ser admirada por plebeyos testigos,
te gustan los halagos; te encantan los miós.
Y por ello quizá es que me mantienes contigo,
Quisieras matarme; y lo sabes, pero muerto no te sirvo.