Fue una tarde de mágico celaje
que me dio con su amor la dicha entera;
bajo sombra de roja enredadera,
con deseos rasgaba yo su traje.
De sus labios, con ansias le sustraje
dulce miel que su boca me ofreciera;
y dejando su lirio poseyera
lo llené con pasión de gran voltaje.
¡Ese día luciérnagas brillaton
con la luz mas brillante y cristalina,
los zensontles sus trinos nos brindaron
celebrando su entrega tan divina;
y en el cielo los ángeles tocaron
aleluyas con arpas venusinas!
Autor: Aníbal Rodríguez.