Cansado de esperar,
De usar palabras rebuscadas
De sentimientos adoptados.
Cansado de escribir con la escritura,
De causar sonrisas falsas de manera absurda.
Cansado, he decidido no fingir…
He decidido escribirle a ella,
Única poseedora de mi amor,
Única causa de mi inspiración
La que en soledad,
En silencio me acompañaba curando mis tristezas.
Siempre, cuidando de mí.
A ella, quien aceptó que la engañase con otras personas,
Aun sabiendo que he de volver.
Y aun así, me perdonó.
Todos mis versos son para ella.
Mujer hermosa que siempre me espera,
Paciente y sonriente, a la hora de la cena.
Para ella, que la he hecho llorar.
Y no importa cuán grande sea la herida
Su sonrisa no se marchita, hermosa e infinita.
A ella, siempre le escribo a ella.
Quien me ha hecho comprender lo complejo.
A quien todo le debo, incluso vivir.
Todas las canciones son para ella,
Melodía perfecta de un fiel cantor.
Luz que guía a este eterno soñador.
Y aunque la engañe en pensamientos
Y la hiera algunas veces al hablar,
Jamás ocultaré, cuanto la amo.
Porque ella lo ha sido todo.
Porque ella es mi vida
Porque yo soy su muerte.
Porque ninguno soltará su mano
Por más dura que sea la tempestad.
Cuando pase la tormenta, su sonrisa siempre estará.
A ella le escribo con mi sangre en el tintero.
Porque moriría mil veces por demostrar que la quiero.
Porque viviré siempre, por verla de nuevo.
Juan Manuel Hernández.