¡Hola, mamá amada!
Más tarde he de ir a visitarte.
Sabes cuánto te extraño.
Cumpliendo con tu pedido,
antes de tu partida
hacia los brazos de Jesús.
Gracias por haberme
otorgado la vida,
una vez más.
No quiero entristezcas
con palabras que tendría
que decirte.
Pero tú ya sabes
lo que es de nuestras vidas.
Hablo de tus hijos.
Los que criaste con
tanta devoción y amor.
Cinco hijos pariste.
Tres ya no están.
¿Qué podría yo decirte
que tú ya no sepas?
María te llamas,
como la madre de Jesús.
Mamá... ¡te extraño tanto...!
Y tanto necesitaría
estés con nosotros.
A cuarenta y cinco años
de tu muerte,
te recuerdo como si fuese ayer.
Algunos de mis amigos
y amigas de la página
Poemas del alma
te conocen, por tu foto.
Nuevamente he de colocarte
sobre mis letras,
para los que no te conocen.
Sólo dos de tus hijos
hemos quedado en este mundo...
Marta y yo.
Muchas cosas he de contarte
más tarde, cuando
vaya a visitarte.
Quiero que mis amigos
te conozcan...
¡Mamá!
¡Mi amada mamá!
Si fuera posible
hacer un atraso
en los años,
en las décadas...
Eso es imposible...
Todos los días
estás en mis pensamientos
y en mi corazón.
¡Mamá...!
Hugo Emilio Ocanto ( 22/9/2015)