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La esencia de la tristeza,
llovizna en mi interior,
la naturaleza de una lagrima,
cuelga fría con su dolor.
Siento derramarse las estrellas,
por las puertas de mi corazón,
como el tempranero rocío,
por los pétalos de una flor.
Llueve gota tras otra gota,
llueve en mi mano del amor,
la que quise abrir al mundo,
con una hoguera sin voz.
En una de esas noches sin día,
en un parque sin compañía,
siento que estoy,
donde tiemblan las margaritas,
y tiritan las grises golondrinas,
¿donde estará el sol?.
*
*
Estancias vacías,
murallas deshabitadas,
un rugir de melancolía,
en el silencio de la batalla.
Una alameda sin latidos,
tras pasar la procesión,
una acera sin los silbidos,
del canario del balcón.
Una ladera sombría,
arbustos y espejos negros,
de las siluetas frías,
de dos matas de romero.
El eco de mis llantos,
suspendidos en el viento,
reposan en lienzo blanco,
la tristeza de mi tintero.
Como la paja de trigo seco,
cae de lo alto de la era,
lanzo al aire y trillo versos,
briznas son de mi tristeza.
Escombros del alma,
corazones sin pétalos,
atmósferas heladas,
vagando por el tuétano.
*
*
Pero un solo día de dolor,
y desaparecerá el humo
después de la erupción,
del volcán que hay en uno.
Y subiré mas, y subirán
los cantos de mi pasión,
porque yo quiero besar,
siempre la luz del sol.
Lenvantate, levantame,
fuego del gran astro,
llamaradas incesantes,
¡poesía que yo te amo!
Y aunque algo temeroso,
volveré a abrir la mano,
lo diré alto y muy claro,
¡mi poeta no esta roto!.
Y yo;
me levanto, me levanto
voy a colmar
de semillas el manto
el yermo secarral
ahora que esta mojado
voy a aprovechar
y sembrar en lo regado
y una vez mas
brotaran de mi regazo
poesías de la paz.
Adiós;
a un espanto otro espanto
voy a escribir
ahora que oigo el canto
del colibrí
ahora que quiero tanto
volar y vivir
subiré a lo mas alto
del sentir
y peldaño tras peldaño
soy feliz.
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