Astros impasibles separados por años luz por espacios infinitos, tantos como seres muertos , vivos, nacientes moribundos, alucinante viaje sin retorno, sin medida y aquí se puede morir por una pizca de tierra. Los astros conocidos son pocos , familiares, son piedras preciosas y el sol calienta y brilla para todos y la luna se refleja en el estanque del palacio y en el umbral de la blanca cueva. Cuando las cortinas de agua velan el cielo y las venas de la tierra revientan y los animales y los hombres en muertes rápidas y silenciosas acompañan a la hoja y al tronco en la pavorosa carrera se olvidaron los astros de nosotros. Cuando el rayo acuchilla el plomo del cielo y con su vértice siega dos vidas, el hombre el árbol y la tierra huelen a humedad agradecida y a electricidad mojada , solo queda la muerte rápida como la luz y la vida renacerá aún con más pujanza, se olvidaron los astros del pastor y de la vieja encina