Se va apagando agosto
en el gesto torcido de la tarde,
no alcanza su rumor aquel hechizo,
sueño de impaciente luz enhiesta
y júbilo feraz resonando
hasta el primer temblor del alba.
Al final de la calle,
los últimos renglones del estío,
aún suspendidos
en el vacío amante del ocaso,
no eran sino siluetas
buscando cuerpos sin nadie.
¡Qué dulce insurrección,
que apresurada forma de luz
aún se aviva sobre el filo del día!
Solo la soledad pulsa sus cuerdas
de cítara dormida
con transparente lentitud
en la noche que se alza
de entre balcones rotos y alucinaciones.
\"Pájaros de niebla\" (2019)