Qué discursos los nuestros
cuando el tiempo se embelesa
en el tic-tac de los segundos,
en el ronroneo de los minutos
pues ni avanzan ni tropiezan.
Perdida en su telaraña,
nuestra ternura en palabras
evitará el símil, la gran metáfora,
el simbolismo, las teorías sagradas
mas libre, vibrará en su música.... descalza.
De ella no hablarán los libros
ni harán queja en el mundo, los diarios
tan sólo la vulnerable memoria
hará de lo nuestro lo más suyo
en este teatro que es vida, que es ensayo.
Pero, que más nos da, qué nos importa
si en su viaje, los milagros desoyen su derrota,
si todo bien es la pura carcajada de los idiotas,
si nuestro sentido silencio es el que se deshoja
en este diálogo que carece de prisas y de demoras.