Cuando la noche era clara y sin novedades, apareciste;
Te gustaban mis letras y habías caminado por ellas,
Como cuando recorres a pie la bella Génova,
Estabas sorprendida y querías que te la mostrara.
Accedí a ello por el factor sorpresa, nadie me lo había pedido,
Sabía que mis letras gustaban a muchos, pero nadie me lo había dicho
Que le gustaría visitar cada rincón de esas letras, los suburbios de cada hoja
Iba de asombro en asombro, de guía de letras en un mundo que creía conocer.
Muchas de mis frases ya habían estado en algunos de tus romances, en sueños,
Mis palabras te sonaban conocidas, que de algún modo las habías vivido
También gustabas del vino y habías sido arrollada por la ginebra y el tequila
Te faltaba aprender a volar, saber cómo ama un quetzal, como vuela, como es.
Recorrer mis letras a pie, tomando fotografías de sus imágenes, ingresar a sus metáforas, parece algo relativamente difícil. Como entrar al laberinto,
Donde habita el monstro de siete sueños, que devora toda realidad
Y te lleva a un mundo de nostalgias, amores y otros colores de olvido.
Recorrimos todos mis versos, dividiste los libros en barrios; me parecía fantástico, aunque sé algo de imaginar, de fantasear, de convertir el dolor en poesía, toda tu nueva visita me parecía algo desconocido y de cierto morbo.
Recorrer mis versos y conocerme a mí; solo lo permitía a mi psicoanalista.
Preguntaste por mis versos más enamorados, ¿cuáles eran los más queridos?¿,cual contenía el máximo dolor?, ¿Cuál de todos era el que más me gustaba?…muchas preguntas a inquietudes que también había sentido, vivido;
Por toda respuesta, estire mis alas y te invite a ir al pasado, para que lo entendieras.
LENNOX,
EL QUETZAL EN VUELO