En aquel instante que ella soltó su mano
La lluvia habitó con tristeza en su mirada
Era un caer mil veces al abismo y en vano
Era como poblarse de la nada.
Jamás imaginó tanto, tanto silencio
entrando en cascadas en el corazón
Ella ya no estaba ahí y entonces
Cambio tan raudamente la estación.
Un eco de sombras le rodearon
Y más de un recuerdo rodó por la mejilla
Ese agujero negro que vacía todo, llenó el pecho
Con esa ausencia que nació de la costilla.
Sólo quedaban nombres, cual los cuentos
Con las historias en sepia, de los dos
Ese día triste, él planificó el encuentro
Cuando la página del libro se cerró.