Desabróchate las alas,
y busca un lugar,
donde puedas escuchar
el rugido del viento,
mide su fuerza y tu deseo,
espera tu momento.
No temas si no ves
el horizonte,
siempre hay uno aguardando,
y hay colores también
que van precipitándose,
una cascada inmensa,
que rodea los cuerpos
en su ascenso.
Las ballenas jorobadas,
van cantando sus cuentos
milenarios,
mientras la tarde,
derrite el último grano de sol,
y el mundo se prepara,
para ver cruzar
sobre el firmamento,
el silencio de lo inmenso.
Eduardo A. Bello Martínez
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