Noches de lirio y azucena
se anudan en campos de ternura,
labios desnudos de amargura...
besos heridos de silencio,
en su cuerpo de guitarra turbadora
se citan las bocas sin afrenta,
inviernos...
licuados de oro y brasa,
otoños...
desnudos de agua y ciencia.