Aquí tengo tus sueños olvidados en mi almohada,
Tus gemidos aun vuelan por mi cuarto, como mariposas
Y algunos suspiros acompañan el canto de los grillos;
Hasta el café de las mañanas, extraña tus labios.
De mañana y algunas tardes, me siento en mi atalaya,
Siempre hay alguien que regresa a devolver un recuerdo,
Por la notas olvidadas en mi guitarra, por un trozo de corazón
O por el poema que les prometí…pero siempre vuelven.
Todos mis amigos y alguno de mis amores,
Conocen mis debilidades, mi padecimiento nostálgico,
El olvido como vehículo para viajar al centro de la poesía
Y siempre me encuentran de tarde, esperando la sorpresa.
Muchas de mis canciones, se fueron de madrugada,
Otras coplas esperaron la mañana y algunas la hicieron
Después del almuerzo; para distraer el olvido y no ser recuerdo,
Por eso es que vuelven, siempre dejan una puerta abierta.
Sin embargo tú. No supe ni cuando te fuiste, a qué horas fue
Por eso es que cada tarde espero tu regreso, creo que vendrás
Tenemos una cita pendiente y un abrazo de despedida
Que mi soledad espera, cada vez que la tarde se marcha.
Tengo que contarte que ya corregí aquel poema tuyo,
Quite el óleo con mi imagen de la sala, pinte la alcoba,
Deje de practicar el piano y volví a la guitarra,
Deje la clave de sol y me volví más lirico, más trovador.
Me gustaría que volvieras, que vinieras una vez más,
Solo quiero que veas, esa parte de mí que he cambiado,
Aquello que siempre me decías que tenía que mutarlo;
Quiero enseñarte lo que un día quisiste ver en mí.
Tal vez tu vuelo sea alto y tu cuerpo caliente otro nido,
Me gustaría que vieras mis cambios y saber si te gustan,
Verte pasar por mi cielo como lluvia fresca en verano
Y alégrame con tus colores, como la tarde con el arcoíris.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO