¡Te quiero porque te quiero
sin nada que me lo impida,
eres mi fuente de vida,
único Dios que venero!
¡Eres de amor pebetero,
bálsamo para mi herida,
eres la estrella encendida
que ilumina mi sendero!
¡Nadie podría quitarme
esa luz de la mirada
de tus ojos tan serenos!
¡Es mi gran dicha extasiarme
con tu voz apasionada
que vierte tus desenfrenos!
Autor: Aníbal Rodríguez.