1Todo aquel que agarra tu mano,
e Inclina su oído para escuchar,
tus principios, tus mandatos,
oh, gran Dios Jehová,
tendrá la verdadera felicidad.
2Imperiosamente hay necesidad de ti,
solo tú tienes la solución a nuestros problemas;
3en nuestra aflicción, tú jamás te alejas,
te acercas, porque verdaderamente te interesas por cada uno de nosotros.
4Nos estás dando la oportunidad,
de demostrar cosas grandiosas;
las personas que hacen tu voluntad,
oh Jehová, las consideras tan valiosas,
5a tal grado, que guardas con cariño,
cada una de sus buenas obras
por pequeñas que sean;
6y al corazón afligido y arrepentido,
Bendito Jehová, tú lo perdonas.
7Por eso haré mención de ti,
en muestra de todo lo que perdonas.
8Te pido, por favor, ayúdame a quitar de mí,
todas esas cosas que tú odias,
9para darte siempre algo que te agrade,
Y no la conducta impropia que no mereces ver…
10Tus pensamientos, oh Jehová, son tan bellos,
hacen que podamos combatir todos nuestros miedos;
11Por eso seguiré meditando en ellos
y elevando hacia ti mis oraciones y ruegos;
12Y con tu ayuda, poner de manifiesto,
todo lo que me enseñas,
así habrán pruebas,
de que lo nuestro es sincero;
13y tendré esa confianza absoluta,
esa fe sólida,
y ese amor inquebrantable por ti,
14porque tú me ayudas,
Y me haces muy feliz.