Fuiste lo que fuiste.
Por el camino,
hallaste mujeres, niños y hombres,
llenos de humilde desesperanza,
completos de viejos acordes
que no merecían la pena.
No fueron tus hitos
hilos de un son divino
ni resplandores en tu pecho
anidaron con violencia.
Y es que fuiste lo que fuiste,
huelga hacer recuento de
todas tus veleidades y vilezas.
Acaso serías más heroico
si cuenta te dieras, que para
ser anónimo, no basta con ser una piedra.
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