Nubes con lluvia
descargan su equipaje
y nos contagian.
Llueve en el cielo,
con ganas y con viento,
lloran los ojos.
Pasa la tarde
y estamos en verano.
Viene el otoño.
Miro el reloj
y ya ha anochecido.
Pasó la tarde.
Duelen los ojos,
quizás por la lectura
y tanto rato.
Debo parar,
y hacer que las pupilas
tomen descanso.
Llegan las sombras,
de nuevo con su abrazo
de cada noche.
Hay que seguir,
soñar aún siendo hombres,
y así vivir.
Porque la vida,
con nubes y con lluvia,
debe vivirse.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/09/19