Vancouver

De sonrisas nadie entiende

 

Verte andar,
ver tu silueta torpe, tan perfecta;
apretada contra mí.

Verte andar,
no puedo contenerte mucho tiempo,
si tus alas son la gracia,
que alimentan el fuego de tus ojos.

Verte andar,
Y en ese andar media sonrisa se te escapa,
que congela la mitad de un corazón,
que no entiende el idioma raro de las personas.

Pero amenaza cada día contarte otra vez la historia,
de cómo aquella noche me encontró a oscuras sonriendo,
susurrándole tu nombre al oído de la brisa.

Verte andar es la poesía entonces,
que cada tarde escribes en mi cabeza,
mientras mi corazón aprieta y muerde
queriendo decir tu nombre.

El muy tonto, todavía no entiende,
que no conoce el idioma raro de las personas.