No he querido escribir antes por no romper la magia que flotaba en mi ambiente...
Han sido dos días felices por volver a escuchar tus palabras escritas, pese a notar tu indiferencia y prisa por no alargar frases que no te llevan a ningún lado, quiero pensar que de mí te has acordado, que tampoco te ha disgustado cruzar letras conmigo desde el otro lado...
Me he quedado con muchas palabras en el tintero, moría por preguntarte tantas cosas que yo quiero, pero sin atreverme no pude intentarlo, no quería que te fueras y quería seguir hablando...
Me costó decidirme para escribir, era morir con la pena o arriesgar a vivir sin saber qué condena iba a sufrir, sentí como cada palabra gritaba tu voz, sentí suma alegría y los nervios de cada día que hablábamos los dos, sentí que todo mi alrededor se desvanecía, que quedábamos en el mundo solos tú y yo, pero también sentí como me dolía una despedida tajante pero que no fue un adiós...
Me sirvió de ayuda todos los consejos que como en su día si necesitaba a tí acudía, ya sé que a estas alturas tendría que saber lo que necesito a cada momento, pero en el arte que nos unió no he estado muy atenta pues me podía más el lamento que averiguar el objetivo con el que algún día podré retratar algo de lo que no seas cautivo...
Te re-leí día y noche, y luego morfeo me hizo reír sin ningún reproche, en la oscuridad comprendí con lo poco que puedo ser feliz, soñé contigo y no quería despertar, fue tan bonito que no quise ni pensar que era sueño y que en la luz del alba se podía acabar, tardé en despertarme, aún así volví a dormirme y reengancharme, habilidad un tanto increíble que tengo con sueños de este calibre, fue fascinante y desperté sin ser un ser errante, era tranquilidad que sosegada recibí con una sonrisa, me estiré entre sábanas sin notar la brisa, la persiana bajada, algún punto de luz entrelazaba a través de la ventana, yo no quería volver a mi vida, quedarme en esa dimensión suspendida, mi realidad que no quería que acabase jamás...
Y así... principio y final, aterrizando en mi absurda ausencia de la que no me libraré aunque sea libre, pues el error cometido es tan grande que solución es un tanto irreversible, pero tampoco es un imposible, y es triste, muy triste la tristeza con la que pienso en la certeza que si no hay un seguro yo no puedo hacer nada te lo juro, arriesgué mucho, y por rabia y cabezonería hice algo de lo que siempre me arrepentiría, el error fue pensar que así te olvidaría, la calma nunca llegó y así yo enloquecería, mi alma enfermó, ahora presa del expreso que nunca se dió, me hago cargo de la culpa que tuve yo, y así dejé mi alma tirada en el asfalto, abandonada, sin reparo hasta el fondo del abismo cayó, y cuando debo salir a lo alto, recaigo... pero es de la manera que sigo siendo yo.