Me suena el oleaje de tu risa
de una manera inusitada.
Tus cosas, tu presencia y tu ausencia
me dejan dolores en el alma
y alegría en la cima del corazón.
Te creí el otro día dichosa,
te sentí, te vi
mucho te vi gozar de mis decires.
Amor, se repiten los días de mi anhelo,
lejos ya no puedo imaginarte
no sé por qué, pero pienso
que a esta hora
también
estrecharás con furia mi recuerdo,
o mi retrato...
El sentimiento acude,
y me auxilia
tu nombre que ahora es mi fortaleza.
... Y así, cual alma, mujer
ahora de seguido
te llevo sin pensarlo en mi valija.
Bolívar Delgado Arce