Intento mantener mi ser protegido,
pero no como una torre de piedra sobre una enorme colina,
sino como una barca sin hoyos siguiendo el cause del río.
En calma mis miedos son libres.
Intento ser suave como la brisa en el campo.
Como una primavera de sueños resplandesciente, mis ojos.
Eso es lo que intento ser, porque ser fuego que quema la hierba no puedo.
Y ser fría e inquebrantable me duele.
Y si he de mutar nuevamente algún día,
prefiero ser un pequeño pez en un pequeño cuerpo de agua y no el gran tiburón a quién todos temen.
Porque sola no quiero estar toda la vida.