Antes de materializarse el sueño
en el que pulías cualquier arista
discordante con manos de alquimista
para tornar lo incierto en halagüeño,
habré dedicado especial empeño
en evitar que la luz se resista
a ofrecernos con nitidez la vista
grandiosa de nuestro mundo pequeño.
Para cuando dé sus primeros pasos
la fantasía a conciencia incubada
en el nido de los atardeceres,
tendremos clausurados los ocasos
que fuimos descartando de pasada
mientras aprendí a valorar cuanto eres.