juanestrada

Ausencia

Cincuenta años,

el valor de

lo perdido;

cincuenta años,

el valor

de lo ganado

y un puñado

de recuerdos

que no alivian

el dolor de tu ausencia

 

¿Para qué las  fotos

que te evocan

pero no te nombran?

 

¿Para qué la inquina

de tu larga agonía

sino para hacer indeleble

la imagen de tu cuerpo

consumido por la lenta muerte?

 

A veces te sorprendo en mi voz,

en un lento gesto,

en un temblor de mi mano

o en la bondad 

disfrazada que

en  tu lecho agoniza

en una tarde eterna

de ese domingo de agosto.