Me pongo a contemplar el gran cinismo
que llena el corazón de mucha gente;
aquella que se viste de indecente
con capa de oprobioso oportunismo.
Los muchos que abrazaron somocismo
de forma muy leal y consecuente;
ahora, de manera bien ardiente,
defienden el nefasto danielismo.
Gritando sin moral, y sin civismo,
olvidan su pasado mal oliente,
aquel que con cerrado fanatismo
a Tacho idolatraban ciegamente;
ahora, con disfraz de patriotismo
adoran a perverso delincuente.
Autor: Aníbal Rodríguez.