Nohelia Menjivar

Muhammad y Joe aquella noche del 75

Sepultaste tus besos en mi clavícula, a sus alrededores.
La oxitócina se libró cual fiera y se sació de claros prohibidos.

Se desató la guerra entre pieles.

Estrógeno y progesterona se anidaron sobre la rosa.
No fuimos mar, luz y aire, como aúllan algunos poemas.

Nos volvimos la explosión, Muhammad y Joe aquella noche del 75, transformando puñetazos en caricias.
El tiempo no deseaba detenerse,
persistía en que las masas explorarán el cielo.
Sintiendo sin prisa, corrientes enchufadas al deleite.