Julio Noel

Una soleada y ardiente tarde de verano

Una soleada y ardiente tarde de verano

me aproximé a las refrescantes aguas del río,

bajo su agradable influencia el rigor del estío

se me hizo mucho más soportable y liviano.

 

Las sosegadas aguas discurrían por el llano

con suave fluir para no molestar al plantío,

el cauce se revelaba entonces más sombrío

hasta el puente que quedaba distante y lejano.

 

A través de los líquidos cristales volaban

los dardos arcoíris de una a la otra orilla

como una gran lluvia de irisados corales.

 

Mis ojos sus raudos movimientos observaban

y hasta llegué a tocar el cristal con mi barbilla

para mejor apreciar sus aleteos caudales.