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¡JARDÍN DE FLORES!
Ir hacia el encuentro
es un viaje a tu mundo mágico.
Al jardín florido sembrado
con las flores más bellas.
Su presencia y su perfume
el alma dulcifica.
Cada una
es parte de tu cuerpo,
todas juntas,
un ramo de flores.
Las rojas rosas,
tu apasionada boca
que su néctar destila
al saborear
la dulzura de tus besos.
Las coronas de tus senos,
dos botones de jazmines
que tiemblan al sentir
la caricia del contacto
con las yemas de mis dedos
y de los que fluyen
el sutil aroma del deseo.
Tu vientre,
lantanas extendidas
como playa
donde descansa mi cabeza,
gozando tu tibieza y suavidad.
El bosque,
que guarda tu venero
un prado de suave pastizal,
que se inclina y se acuesta
a mi paso.
El manantial de vida,
rodeado de oscuros montes encrestados.
Sus cimas salpicadas en tonos de color café.
Y conforme se avanza
a sus profundidades
se tiñen de tonalidades
rosáceas y rojizas.
El volcán del amor,
resguarda la entrada.
Al contacto
con diferentes partes
de mi piel,
humea y se despierta.
Se torna
una montaña viva,
de erupción creciente
cuya lava se vierte
en mi naturaleza.
Cada uno de tus muslos,
una gardenia
por su olor
y la tersura
de su epidermis.
Entre ellas hago posada
y el frío corre de mi lado
al sentir su abrazo en mi cuerpo.
Tus brazos,
ramas de abedul
que se flexan
para enlazar mi espalda.
Me conectan con tu pecho.
Y tus senos
siento como pulsan
y la vida se transporta
por tus arterias y tus venas.
Dos capullos de loto,
en la turgencia de tus pechos.
Cada mano cubre a uno de ellos.
Nidos que me llaman
a anidarlos con mi boca
y con mis manos.
Visitar cada ocasión a tu jardín,
es una experiencia
que nos acerca a lo divino
y nos conduce al camino del amor.
Energía del universo
que se despierta,
cuando el jardinero
visita a su jardín.
EL POETA DEL AMOR.