Es otoño, las hojas multicolores comienzan a desprenderse de las ramas desecadas.
Danza la brisa retozando, inundando de efluvio los fríos amaneceres sin ti.
Sus ocres atardeceres me invitan a meditar y a soñar contigo amor.
Es cuando la pluma comienza a deslizarse sobre la atezada hoja, en tanto,
se aleja cabizbajo mi último verano.
Ha pasado el tiempo, va transitando la vida y yo aún sumergida
en el mismo sueño de antaño. Te sigo amando,
no he podido olvidarte, todo me recuerda a ti.
Así vivo cada día añorando los momentos felices a tu lado.
Esperando un milagro y ansiando volver a repetir nuestros
largos paseos por aquella calzada.
Cada escalón que de tu mano subía al ir a las águilas
imaginaba que al mismo cielo me dirigía y tú junto a mí.
Hoy me he quedado contemplando mi rostro frente al espejo por largo rato.
Descubriendo que el tiempo no ha pasado en vano.
Ya mi cabellera nívea se cubre y mis labios guardan
la esencia de aquel beso amartelado.
Al ver tu retrato mi mirada refleja aún ese brillo
que tienen los ojos enamorados.
Dándome cuenta que tú eres y seguirás siendo
el gran amor de mi vida, pongo a Dios, y al tiempo como testigos.
Tu Amada.