Ayer: Tanto tu nombre pronuncié,
tanto que hasta de mí me olvidé.
Ahora quizá no te recuerde,
para que sin recuerdo no te olvide.
¿Y para qué olvidarte?
Si nunca se borrará lo vivido.
Por eso ni te recuerdo ni te olvido,
si estás sin sentirlo en mi alma,
pero a veces me traiciona el sentido
y te haces ansia en mi calma.
Más que vuelvas no significa tu llegada,
porque ya en mi vida hay ausencia
y aunque clamo a veces tu presencia,
eres imposible como hora ya pasada.
Y aunque parezca parco y sereno,
en mi corazón paz ya no existe,
porque con toda mi paz partiste
y que la tengas contigo es supremo.
Y aunque tú solo tengas mi paz,
yo a cambio tengo tu amor eterno,
cuanto te amo ya no sabrás,
ni llegarás a saber si vivo o muero.
A la noche tanto temo,
porque te haga mi sueño,
por eso vago y desvelo,
como perro sin dueño.
Tantas cosas de alma y corazón
y quizás algunas materiales;
Más nada pasa sin razón,
aún por frívolas o banales.
Y te digo adiós:
Adiós con esta mano,
con el corazón llorando,
y solo sabe Dios…
Cuanto te estoy amando.
Autor: Víctor A. Arana.
(VÍCTOR SANTA ROSA)
Octubre 2 del 2019.