El poeta espero durante mucho tiempo
la lluvia de licor.
Llovió vodka, vino y whisky.
El bohemio embriagado por las gotas
de aquel torrente aguacero;
tomo la copa y la bendijo:
“fino néctar, suave licor
que después de estas copas
haga el amor”.
Observo la luna y suspiro,
dijo de nuevo:
“Si de mí largo caminar testiga eres,
habrás comprendido
que la vida es: poesía, vino y mujeres.
El poeta no quiso que descampara,
se resistió a la partida de la lluvia,
guardando las botellas debajo de la almohada,
y embriagado de amor:
dormido se quedo.