En cada verso muero.
En cada simbólica palabra, desfallezco.
En cada verso se vuelve añicos
ese sentir misterioso del Zodíaco,
que me ha tocado en suerte.
Sólo horizontes en mi alma
de oscuros baldíos más duros
que la negra piedra...
En cada verso veo tu alma
y el reflejo decadente de mi Sombra.
Fatal e invulnerables son
las indescifrables
imágenes del Olvido,
que no llega...
Polvo disperso, desparramado
y roto, que me anega,
bajo el insufrible sol
de esta mañana
en donde yace
una seca y abrumada
Primavera.
(Patricia)