Alexandra L

Dos Luces

 

 

La tenue luz del día  agoniza, alarga sombras en lejanos montes
destila el cielo la melancolía,

emigra el sol a otros horizontes, se pierde el alma en la espesura umbría
sudando  niebla el caudaloso río deja posar  en la verde pradera sus
transparentes gotas de rocío.


Hora inmóvil se paraliza el campo, todo reposa, es el entorno inmenso lienzo
que las manos de la natura plasma,

el pensamiento vaga,  la mirada traspasa lejanías, el corazón se duele en la nostalgia
llega la noche; que presagia agonía.


Aún en dos luces brilla el pequeño reflejo, fino hilo de vida

que sostiene el mañana real; el que no llega,

en la arboleda duermen las sonrisas, los abrazos, besos, te quiero murmurados
sentidos versos, mensajes abreviados, el amor en pedazos, nuestras prisas.


Corre la brisa,  derrumbando a su paso los débiles castillos donde acurrucadas tiemblan las decisiones

los postergados sueños pernoctan en los acantilados,

así llega la noche y detiene el ir y venir tan atareado, se escabullen las horas silenciosas
el bendito cansancio trae el sueño que reclama descanso a voz en cuello.


Pasa la madrugada envuelta en la niebla silenciosa, huella indeleble dibuja en tu ventana  marcando la visión

a un mejor tiempo, sobre cristales que verás mañana.