Cariño, eres la puerta de mi felicidad.
Es mi corazón tu trono y mi amor tu reinado.
Sin embargo, no encuentro la inimitable llave.
Mi amor, eres tan hermosa como el mar en calma.
Hundirme en una lágrima tuya es tanto como
hundirse en la profundidad del inmenso océano.
Cómo alcanzar el amor, si no sufres un poco
o quizá mucho para tenerlo eternamente.
Si oyes latir tu corazón, es porque estoy ahí.
Vía de mi luz, llegaste para iluminarme.
Prefiero mil cicatrices en el cuerpo que una
que mate al corazón bondadoso y apasionado.
Si tú escuchas el viento, me estarás escuchando.
El celo del hombre no es el rigor de su cama.
Si embargo, si es la fría soledad que lo abraza.