Daniel Memmo

Crisantemos

Una noche..,

 me juro que terminaremos siendo  un florero en el living del olvido,

o quizás el beso final de los amantes en apuro,

y entre lágrimas se imagino el color de los crisantemos,

que adornen las parcela fría de nuestra última evidencia,

de cuerpos que vibraban con chispas que encendían..,

esos fuegos internos,

calores mágicos que hacen sudar la piel,

de labios.., buscando otros labios,

manos que sus caricias eran como pan en corazones hambrientos.

Una noche..,

me invito a beber el vino del miedo,

y entre lágrimas se imagino el color de los crisantemos,

la duda dulce que siempre termina mareada,

maldiciendo en su propio laberinto,

su carcajada fugaz,

y la lágrima en la mejilla como relámpago en cielo azul oscuro,

y sus ojos como la luna,

cubierta por un velo de tristeza,

anunciando el temporal,

esa lluvia que siempre es la misma,

y esos pies descalzos se cubren de barro,

pisando esos charcos que forman la pena,

del mismo lodo que llaman vida.

Una noche..,

alumbro con un fosforo el instante que guardo como tesoro,

una joya única,

de minerales simples,

que con los años brillan como perlas en un río oscuro,

y sucumben en la inmortalidad del momento,

entre lágrimas se imagino el color de los crisantemos

que anuncia el principio del olvido,

amarillo!!,

como la humedad persistente en las pared después de la lluvia,

o la nicotina en los dedos del poeta noctámbulo,

en el reflejo queda el ventanal en el ocaso del sol,

o tal vez después de un chaparrón de media mañana,

amarillo!!,

el color de los crisantemos.

 

      Daniel Memmo