¿Dónde vas, pequeño ladrón?
Volvé acá, no te me llevés el corazón;
si no lo apreciaste cuando te brindó amor,
¿para qué lo querés ahora que todo acabó?
Vení, vení, decíme:
¿por qué heriste mis sentimientos?
¿Pensaste que todo era un juego?
¿Jamás creíste que amaba en serio?
Vení acá, dame la cara,
oí mi llanto que, sereno, te reclama
por tan cruel forma
en que destrozaste mi alma.
Andáte, si es lo que querés hacer,
vete tranquilo, no te detendré;
antes de hacerlo, por favor, volvé,
dame mi corazón, no te lo llevés.
Solo te pido eso para dejar que marchés.