Tus labios de seda
los ojos celestes,
que suave cadencia
tenía tu andar,
era un arabesco
dibujando un mundo,
yo te sigo viendo
aunque ya...no estás.
Fuiste en presencia
remedio a mis males,
tus caricias fueron
bálsamo de amor,
me elevé al infinito
mientras te besaba,
todo lo impregnabas
de un bello...color.
No estoy abatido
ni arrastro tristezas,
pues al lado tuyo
mucho yo aprendí,
si apreciamos esto
estoy muy bien pago,
la experiencia dice
gané...aunque perdí.
Quizá no he sabido
hacer bien las cosas,
y recordando tengo
ganas de llorar,
eso nos demuestra
que uno es humano,
aunque a su lado
quisiera ...ahora estar.
Solemos ser necios
cuando con ahínco,
vamos tras riquezas
creyendo tal vez,
que abrimos con ellas
mil puertas de dichas,
y tarde lo vemos
que eso...así no es.
El amor sin duda
hace que la vida,
tenga algún sentido
y nos haga saber,
que un lugar existe
donde van tan solo,
los que dieron todo
por un gran...querer.
Boris Gold (simplemente...un poeta)