Pozos inmundos
la noche se esconde en ellos
llena de leche agria
como el túmulo de un agrimensor
eficaz.
La noche reparte su baño de perfumes
con aromas disipadas
es un contubernio una proliferación
de aceites excesivos y memorias de prostitutas.
Una luz disuelve los aparcamientos
se adivina el día como un ecuménico cardenal
que atrajera sobre sí todas las miradas
en su llanto protector de avenidas y persianas
cerradas.
Pozos inmundos, fétidos,
donde la noche dispersa su oscuridad
como cualquier mano que rozara lo inmenso.
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