Basilio un niño abandonado por la suerte,
sus padres, la sociedad, el destino,
trabaja 24 horas, vive en la mina,
respira en la mina, su familia son los mineros,
Su piel y pelo huele a mineral rancio,
su cara tiene grietas parecidas a las paredes rasgadas,
su vida cuelga detrás de una mecha de dinamita,
sus manos tiemblan como las de un anciano,
sus ojos son opacos y perdidos en el vacío,
su futuro está enterrado más abajo del subsuelo,
su libertad no existe,
sus sueños son polvo y candela,
su ilusión un diablo iluminado.
Cuando Ernesto Guevara “Ché” entró a Bolivia
intentó cambiar el mundo,
volverla un Vietnam de flores de loto,
convertirla en la puerta de entrada al paraíso de la igualdad y justicia.
El Ché sintió que Bolivia era un país que añora su pasado,
se asfixia en la mina,
se ahoga entre la crueldad y desigualdad,
reivindica su carácter de nación plurinacional,
se revela ante los usurpadores de su identidad,
su cultura milenaria,
sus lenguas ancestrales,
sus riquezas
su dignidad de guerreros del estaño, plata y oro.
En tus caminos están grabados los pasos y
voces de la guerrilla de Ñancahuazú,
esperanza del continente,
traicionada, confundida, aislada, masacrada.
En la Noche de San Juan la dictadura militar asalta el campamento minero de Catavi asesina,
abalea hombres y mujeres,
asesina a los hermanos trabajadores del subsuelo,
intentan aplacar su resistencia e ideales,
encienda la pólvora de la resistencia permanente.
Los guerrilleros valiosos fueron asesinados por los boinas verdes gringos
y por un ejército sediento de sangre,
ansias de honores y medallas,
ejército lleno de soldados sin conciencia humana ni convicción personal.
Entre los caídos encontramos al enigmático Benjo Cruz alias Casiano,
artista rebelde, guerrillero del FLN,
miembro de la legendaria guerrilla de Teoponte,
canta y declama inspirado por la lucha del Ché,
junto a Tamara Bunke “Tania la guerrillera”,
Coco e Inti Peredo, Pombo.
Muere cantando a sus 27 años,
junto a 58 combatientes jóvenes y quijotescos,
Benjo Cruz amante de su pueblo,
cantante de verdades nunca antes dichas,
en sus textos cuenta la verdadera historia de Bolivia,
la historia olvidada,
la historia de los desplazados,
la historia de los sin casa ni gloria,
Casiano ejemplo de consciencia y lucha ardiente,
te cansaste de ver la pobreza y el infierno sobre la tierra,
cambiaste la guitarra por el Fusil.
Nunca pudieron callar tus gritos y cantos.
El Ché cansado de ver tanta injusticia y poder innecesario,
cambio su maletín de médico por el fusil.
Su sensibilidad de soldado universal,
fue más fuerte que sus deseos de curar.
Por tus tierras caminaron grandes guerreros,
los hijos de Inti y Quilla,
Tomas Katari, Túpac Katari,
grandes guerreros quechuas.
Bartolina Sisa, Bolívar, Sucre,
guerreros Incas, Aimaras, Guaranís,
miles de habitantes curiosos,
en busca de las montañas altas y
nidos cercanos a los Dioses.
Los conquistadores con sus narices de sabuesos obsesivos,
sin piedad agujerearon las montañas sagradas,
llenaron sus huecos con sudor, lágrimas y sangre.
El Ché soñó hacer de Bolivia un país libre de opresión y miseria,
un país único de un continente libre y soberano,
lleno de montañas sagradas, flores arcoíris,
niños y jóvenes entonando cánticos aimaras
y escribiendo poesía quechua.
A Bolivia le costó mucho sacudirse la conquista,
la colonia, la república,
los gobiernos de la minoría,
la opresión inhumana,
la violencia desmedida.
Le costó mucho reconstruir su cultura robada,
mancillada,
mutilada,
olvidada,
empotrada en palacios,
bibliotecas
y museos.
Los habitantes del actual Oruro,
existen desde hace miles de años,
los uru-muratos,
les obligaron a ser esclavos,
perdieron su lengua e identidad,
fueron mineros sin futuro,
les obligaron a vivir bajo la tierra,
en un mundo tétrico, sombrío, oscuro y lúgubre.
En el inframundo,
donde viven las almas perdidas,
los espíritus que no alcanzaron el cielo.
Mineros obligados a vivir junto al Dios Hades hermano de Poseidón,
Perséfone hija de Zeus, Osiris, dios egipcio de los muertos,
la resurrección y la fertilidad.
Hela, diosa nórdica, hija de Loki,
la diosa japonesa Izanami, deidad de la creación y el inframundo,
cerca de Ah Puch, dios del inframundo maya.
Te obligaron a respirar aires tóxicos,
escuchar ruidos infernales,
te acostumbraste al olor de pólvora y azufre.
Muchos años pensaste no ser humano,
digno de una vida artificial,
sociedad injusta,
extraña,
llena de valores falsos,
moral victoriana
y creencias dudosas.
Los mineros sintieron ser los no elegidos de los dioses extranjeros,
los raros dentro de su propia tierra.
Por sus manos, deseos y ojos pasaron riquezas que nunca les pertenecieron.
Mineros manchados de miedo,
desesperanza,
llenos de un presente y futuro ajeno,
difícil de conjugarlo o
realizarlo en su diario vivir.
Minero,
cuando te diste cuenta que no naciste para la mina.
La mina no es tu casa,
ni tu causa,
no naciste para ser maltratado,
ni ser cómplice de reparticiones injustas,
te cansaste de regalar tesoros a los ajenos,
mejorar el nivel de vida de los foráneos.
Te movilizaste,
protestaste,
te revelaste,
te indignaste,
te llenaste de coraje y te cubriste de ira y valor,
te volviste fiera y guerrero,
Aplacaron tu ira a fuerza de bala y represión,
no lograron callarte
no vives más en la mina,
hablas ahora a través del Arte y las letras.
El guerrero encerrado en ti,
volvió a nacer,
volvió a tomar fuerza,
lugar
y adquirió destino seguro.
Creciste a fuerza de solidaridad humana,
de compartir hasta lo último,
de ser hermano leal,
compañero eterno,
pieza única de un colectivo.
Nunca dudaste,
al regalar esperanzas e ideas de sol.
No te deja descansar la idea,
de formar un paraíso social sobre las laderas,
bosques, ríos y lagunas de tu querida Bolivia.
By Walter Trujillo Moreno, Octubre 2019
Poema dedicado a los valerosos mineros y
a los jóvenes que lucharon por cambiar su vida y la vida del planeta….