cristina c

¿LOS PERROS VAN AL CIELO?

 

 

 

 

Aquí estoy, escribiendo. Todo es vanidad, la Biblia lo dice y yo también. Escucho los relámpagos que golpean en mi ventana y la lluvia perezosa que se detiene sin importar el daño que le hace a la tierra, en las noticias, se habla del fuego que está arrasándo con una ciudad especialmente en los campos, animales muertos en las praderas, las verduras suben de precio y la leche es escasa. Unos  jóvenes delincuentes asaltaron a un hombre en bicicleta sólo para hacerle daño. Dos dientes rotos, un brazo quebrado y un hombre desilusionado de la juventud. Yo, pensando, vanidad, todo es vanidad. Siempre ha sido igual, las enfermedades ahora tienen nombre, los recuerdos ahora se llaman nostalgia y el dolor es un cuadro de depresión. O sea, todo es vanidad, nacer, vivir, morir y luego la eternidad. Vivir para morir, vivir para crear y volver a morir, sentir alegría para luego llorar y sentir para luego dejar de sentir. Vanidad todo es vanidad. Hoy estoy triste, mi fiel amigo, Popo es su nombre, debe morir el Viernes. El cáncer lo a invadido y antes que sufra más, debemos dormirlo. Nunca quise tener un perro, y ahora me ha quebrado el corazón. Vanidad, todo es vanidad. Valió la pena, nos hizo felices con sus saltos y  alegría. Es un perrito feliz aun en medio de su dolor me sigue mirando y yo con lágrimas en los ojos y dolor en mi alma he comenzado a despedirme... si tan solo existiera el cielo para Popo, lo volvería a ver, no lo sé, todo es vanidad...